Este 9 de julio, los diputados rusos de la Duma de Estado (Cámara Baja) aprobaron en una reunión plenaria una declaración que recomienda al Gobierno considerar la imposición de restricciones económicas a Georgia. Sin embargo, Putin declaró que no impondría sanciones al país caucásico por respeto al pueblo georgiano.
"La decisión del presidente ruso es, por supuesto, la única decisión correcta que solo podemos saludar", dijo Zalkaliani en una entrevista con la televisión Imedi.
El jefe de la diplomacia georgiana llamó a no dejarse llevar por las provocaciones de fuerzas destructivas que tienen como objetivo desestabilizar al país.
Por su parte, el primer ministro de Georgia, Mamuka Bajtadze, también saludó la decisión de Putin, de no imponer sanciones contra Tiflis.
"Por supuesto, saludo esta buena decisión; mi posición personal es que no debería haber barreras entre las naciones", dijo Bajtadze.
A los activistas radicales de la oposición les escandalizó que el diputado ruso, al que algunos medios georgianos acusan de haber apoyado a los independentistas abjasios (algo que él mismo negó), se sentara en el sillón del presidente durante el foro.
Frente a la sede legislativa se produjeron choques violentos entre elementos radicales y la policía, que utilizó balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Otro episodio que echó leña al fuego fue el comportamiento del periodista y presentador georgiano Gueorgui Gabuniya quien utilizó un lenguaje ofensivo y obsceno contra el presidente Putin al inaugurar la noche del 8 de julio su programa Post Scriptum en el canal georgiano Rustavi 2.
Tras esa acción, centenares de personas se congregaron frente a la sede de la televisión, exigiendo que el canal despidiese al periodista.
El primer ministro georgiano tildó lo ocurrido de "provocación asquerosa e intento de desestabilizar al país".
La Cancillería georgiana también condenó las declaraciones del presentador y señaló que "nada tienen que ver con la libertad de expresión".
El Ministerio de Exteriores de Rusia calificó la conducta de Gabuniya de "bajeza sin precedentes" y "una nueva provocación de las fuerzas radicales de Georgia dirigidas a torpedear las relaciones ruso-georgianas".