"No podemos acusar a ningún país, porque no tenemos evidencia irrefutable", dijo el canciller en una rueda de prensa.
Agregó que "si algunos estados tienen los datos concretos, la comunidad internacional los escuchará".
Al mismo tiempo, apuntó que está información debe ser científicamente confirmada y verificada.
La región del golfo Pérsico, según el ministro, juega un rol importante para todo el mundo.
"No queremos una nueva escalada de tensiones, turbulencia, ansiedad; queremos lograr la estabilidad y la cooperación", subrayó.
Washington y, tras él, Londres y Riad acusaron a Teherán de los ataques, lanzados supuestamente por la Guardia de la Revolución Islámica.
EEUU, que había anunciado varias semanas antes el envío de 1.500 efectivos y un batallón de sistemas de defensa antiaérea Patriot y aviones de reconocimiento a Medio Oriente, decidió despachar a la zona un destructor de misiles guiados, el USS Mason.
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