"Tememos que nuestros socios estadounidense intenten hacerlo todo para impedir la normalización de las relaciones de Rusia y Georgia que se observó durante los últimos años", dijo.
Lavrov culpó a las autoridades georgianas de alimentar los ánimos antirrusos y ultranacionalistas en el país.
El jefe de la diplomacia rusa descartó una posible reunión de urgencia del representante especial del primer ministro georgiano para las relaciones con Rusia, Zurab Abashidze y el vicecanciller ruso Grigori Karasin.
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La tensión entre Rusia y Georgia aumentó después de que la semana pasada, durante la apertura de la 26 sesión de la Asamblea Interparlamentaria de la Ortodoxia (AIO) que aglutina a las delegaciones de 25 países, un grupo de radicales irrumpiera en el Parlamento georgiano y atacara al presidente del organismo internacional, el legislador ruso Serguéi Gavrílov.
Frente a la sede legislativa se produjeron choques violentos entre radicales y la policía, que utilizó balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
La presidenta georgiana, Salomé Zurabishvili, declaró a Rusia "enemigo e invasor" del país y la acusó de aprovecharse de las protestas, que se saldaron con unos 240 heridos y más de 300 detenidos.
Moscú rechazó categóricamente estas declaraciones y condenó la agresión contra la delegación rusa, que catalogó de "provocación rusófoba".
Fotos: Los georgianos protestan ante su Parlamento
Obligado a regresar a Moscú junto con otros miembros de la delegación rusa, Gavrílov aseguró en una entrevista con el diario Kommersant que nunca había estado en Abjasia desde que proclamara la independencia de Georgia, ni participado en las hostilidades en el territorio de esta república, reconocida por Rusia en agosto de 2008. Georgia rompió relaciones diplomáticas con Rusia tras el reconocimiento de la secesión de Abjasia y de otra antigua autonomía, Osetia del Sur.