"Creo que el objetivo de esta acción fue empeorar las relaciones [de Georgia] con Rusia, bloquear su posible fortalecimiento, así como golpear los valores ortodoxos de Georgia, me parece que fue una acción planificada", dijo Gavrílov.
Gavrílov enfatizó que los manifestantes prepararon de antemano carteles y consignas, mientras la sesión de la Asamblea les brindó la oportunidad de empezar las protestas.
El parlamentario indicó que las acciones de los radicales que condujeron a la interrupción de la sesión de la AIO son "un golpe para las autoridades y la confianza que los ciudadanos de Georgia tienen en la actual coalición gobernante".
Según Gavrílov, Rusia está interesada en desarrollar las relaciones con Georgia en los sectores económico, turístico y cultural.
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El diputado agregó que la visita de los delegados rusos tenía por objetivo contribuir "al desarrollo y el fortalecimiento de las relaciones [entre los dos países] sobre la base ortodoxa".
"Sabemos que la Iglesia en Georgia es objeto de una enorme presión y ataques por parte de los extremistas, por tanto quisiéramos expresar la solidaridad con la Iglesia ortodoxa y la sociedad georgianas", afirmó.
El 20 de junio se desataron en la capital georgiana protestas contra la participación de los delegados rusos en la 26ª sesión de la AIO.
Los manifestantes, a los que se unieron los representantes de la oposición que pedían la destitución del ministro del Interior de Georgia, Gueorgui Gajaria, y el presidente del Parlamento, Irakli Kobajidze, intentaron irrumpir en el edificio del Parlamento.
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, unas 240 personas resultaron heridas, entre ellas hay periodistas.
Tras declarar inaugurada la sesión matutina de la conferencia de la AIO convocada en la sala de las reuniones plenarias del Parlamento de Georgia, Gavrílov, quien encabeza también la delegación rusa, se sentó en el sillón del presidente del Legislativo, lo que disgustó a los diputados opositores del Movimiento Nacional Unido y Georgia Europea, que abandonaron la sala.
En la sede del Parlamento irrumpieron unos elementos extremistas que echaron agua a Gavrílov e intentaron quitarle documentos.
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El vicecanciller ruso Serguéi Karasin, por su parte, afirmó que como resultado de ese acto de agresión los parlamentarios de 25 países participantes de la conferencia se vieron obligados a concluir las labores antes de lo previsto.
