"México será siempre un país de refugio, de asilo, hospitalario, pero si ellos [los migrantes] lo único que pretenden es transitar por nuestro país, eso no es nuestro fin, nuestra finalidad es acogerlos como un país hospitalario, no como un país de tránsito", dijo la máxima responsable federal de la política interior.
"Estamos de verdad ávidos de que ellos se incluyan en la sociedad, que ellos estén deseándose incluirse y nosotros incluirlos en la sociedad y en nuestro país".
La política mexicana de refugio, es "hospitalaria y de puertas abiertas", pero serán rechazados quienes tengan intención de llegar a la frontera norte.
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Las autoridades mexicanas han recibido más 40.000 solicitudes de refugio, que han generado "un cuello de botella porque nunca habíamos tenido una cantidad de solicitudes tan grande como en este momento".
México comenzó esta semana a implementar un plan para enfrentar la migración masiva de indocumentados en su frontera sur, con el despliegue de 6.000 guardias nacionales, evitando una confrontación comercial con EEUU, que amenaza con imponer aranceles a los productos mexicanos.
Este país estima que 1,5 millones de indocumentados estarían en su territorio, y que el negocio del tráfico ilegal de indocumentados oscila entre 3.500 y 7.000 millones de dólares anuales.
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