El organismo se reunió el 14 de junio para evaluar los contagios y muertes por el ébola en Uganda, país vecino de la República Democrática del Congo (RDC) donde la epidemia actualmente está en curso.
Según el presidente del organismo, la extensión de la enfermedad "se debe, entre otras cosas, a la desconfianza de la población local en las vacunas, los problemas de seguridad para el personal médico, la escasez de recursos humanos y la falta de financiación para los programas de control de enfermedades de la OMS".
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Advirtió que los casos de ébola en Uganda "son un recordatorio de que mientras continúe el brote en la RDC, existe el riesgo de que la enfermedad se propague a los países vecinos".
El número de los infectados con el virus del ébola en la RDC superó los 2.000 desde julio de 2018, según datos del Ministerio de Salud del país.
El virus del Ébola provoca una enfermedad grave que a menudo conduce a un desenlace letal, con una tasa de fatalidad que alcanza un 50%.
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Se propaga de persona a persona tanto por contacto directo con órganos, sangre u otros líquidos corporales de los infectados, como por contacto indirecto con materiales contaminados, y va acompañada de fiebre, debilidad y dolores musculares, vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas.
