"Si vamos a comenzar una guerra comercial, la primera pregunta fue ¿nos conviene? ¿Podemos sostener una guerra comercial hasta rebasar el 10%, 15% o más (de aranceles)?", expuso Ebrard al explicar el dilema que se planteó el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Y el ministro se contestó: "Desde luego, es obvio que no nos conviene, sería más costosa para México".
A partir de esa conclusión, el primer objetivo que se trazó la delegación mexicana fue "tratar de persuadir al presidente de EEUU (Donald Trump) de que iniciar una guerra comercial con México sería de alto costo para ambos países", dijo Ebrard.
El secretario reiteró que el mayor costo sería para el comercio mexicano.
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El impacto de una guerra comercial fue evaluada por el Banco de México (central) y la Secretaría de Hacienda.
"Nos dijeron que una guerra comercial de alto costo para México, significaría provocar a México una crisis o dificultad económica similar a otros momentos vividos" en el pasado por la segunda economía latinoamericana, sostuvo Ebrard.
La proyección oficial indicó que se podía perder hasta 10% de la economía y más de un millón de empleos.
El secretario de Estado desmintió asimismo que exista, tal como dijo Trump, un pacto supuestamente "secreto", además del acuerdo divulgado el 7 de junio pasado en Washington.
"Puedo afirmar con toda certidumbre y veracidad que no existe ningún compromiso por parte de la delegación mexicana que no esté asentada en el informe al Senado", dijo Ebrard.
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El diplomático sostuvo que "el único documento procedimental firmado entre el consejero adjunto de la cancillería y la abogada correspondiente de EEUU, es el único firmado y lo entrego el día de hoy, previa consulta con la contraparte".
Pero ante las medidas comprometidas por México de control de la frontera sur con el despliegue de 6.000 guardias nacionales, Washington aceptó que 45 días después de la firma del acuerdo comenzaría la evaluación de las medidas, y nuevas negociaciones comenzarían 90 días después de la suscripción del documento.
"Fuimos emplazados con un acto unilateral de EEUU, mediante un instrumento, que son tarifas arancelarias que en el ordenamiento jurídico de EEUU no requieren aprobación del Congreso, sino son instrumento del Ejecutivo", explicó.
Esas medidas arancelarias "no pueden ser recurridas por México en el sistema estadounidense y no están sujetas a consulta", dijo el canciller.
Tampoco se refirió Ebrard al recurso de apelación ante la Organización Mundial del Comercio, que aplicó en el caso de los aranceles al acero y el aluminio impuestos por EEUU el año pasado y recientemente retirados.