"A la luz de los intentos de las autoridades de sembrar el caos con motivo de la respuesta de los ciudadanos a la acción de desobediencia civil, vemos como se reiteran las noticias sobre los ataques de las tropas armadas contra diferentes objetivos, sobre asesinatos, incendios y otros crímenes", indica el comunicado, que culpa a los militares por lo ocurrido.
Ante el fuerte rechazo que el uso de la fuerza provocó dentro y fuera de Sudán, los militares alegaron la necesidad de capturar a criminales supuestamente infiltrados en la acampada, asegurando que los manifestantes podrían volver a la plaza varios días más tarde.
El 4 de junio, el presidente del CMT, Abdul Fatah Burhan, anunció que en un plazo de nueve meses el país celebrará elecciones generales.
La víspera el jefe de la policía de Sudán, Adel Bashair, advirtió que tanto en la capital, Jartum, como en otras provincias del país el amplio despliegue de las fuerzas policiales tiene el objetivo de garantizar la seguridad de los ciudadanos y la infraestructura.