El objetivo "es decirle a Rusia o a cualquier otro que esté involucrado en operaciones cibernéticas contra nosotros: 'Van a pagar un precio si descubrimos que lo están haciendo, y les haremos pagar hasta que entiendan que no vale la pena utilizar la informática contra nosotros", dijo el funcionario en el encuentro anual de la red de jefes financieros del diario The Wall Street Journal, en Washington.
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Moscú ha rechazado formalmente y en repetidas ocasiones las acusaciones de supuesta interferencia en las elecciones presidenicales estadounidenses de 2016, señalando que no existen evidencias que sustenten las denuncias.
El fiscal especial Robert Mueller, quien luego renunció a su cargo, no encontró colusión entre los funcionarios rusos y la campaña de Trump, pero dijo que Moscú intentó interferir en la votación.
Por su parte, Trump dijo que se trataba de un "caso cerrado".
En tanto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró que el informe de Mueller no contiene ninguna evidencia que respalde las acusaciones de que Rusia interfirió en el proceso electoral de EEUU.