"El Gobierno chino quería marcar diferencias con esos otros países, afirmando que 'acá no va pasar lo mismo, no vamos a hacer lo que hacen los polacos, los rusos'”, dijo a Sputnik Isabel Clemente, coordinadora del Programa de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad pública uruguaya.
Se vivía en ese momento el proceso de apertura política en la Unión Soviética con la perestroika y la glasnost de Mijail Gorbachov.
Ambos hechos pusieron a China y a la Unión Soviética en primera plana por razones bien contrapuestas. Esto fue rápidamente capitalizado por Occidente colocando a China "como el ejemplo malo" y a la URSS como el ejemplo a seguir.
"Mientras la URSS va por la apertura y transita un proceso de reforma, China se queda anclado en la ortodoxia y en los aspectos más duros de un régimen", resumió la historiadora.
"Los gobiernos chinos desde inicios de este milenio continuaron con esa ruta de reformas que habían sido reclamadas mucho antes en 1989 en la plaza de Tiananmen", apuntó Clemente.
Sobre lo sucedido en Polonia hace 30 años, la experta opinó que varios factores determinaron que en ese país se realizaran las primeras elecciones desde la Segunda Guerra Mundial.
"Es un país muy diferenciado con respecto a los del resto del Pacto de Varsovia, porque históricamente fue muy próximo a Occidente en cultura y círculos intelectuales y económicos".
En ese contacto fluido con el otro bloque, "se transfieren tendencias parecidas con respecto a protestas, porque la misma naturaleza del trabajo intelectual supone internacionalizarse y estar en contacto con otros; por ese lado circulan las ideas".
Otro factor relevante fue "la lucidez de sus dirigentes", que facilitaron y promovieron la realización de elecciones.
"Observando la tendencia de cambio en la sociedad, lejos de ponerse a condenarla o reprimirla, se suman a ella y la lideran, un poco lo que hizo [Mijail] Gorbachov".