En 2011 la Justicia ecuatoriana condenó a Chevron a pagar 9.500 millones de dólares por los daños que Texaco ocasionó al medio ambiente durante sus operaciones en Ecuador entre 1964 y 1992 en las provincias amazónicas de Sucumbíos y Orellana (noreste).
A pesar de que la sentencia de 2011 ha sido ratificada en todas las instancias judiciales de Ecuador, no ha sido ejecutada.
"El caso constituye la prueba fehaciente de cómo funciona la arquitectura destinada a asegurar la impunidad de las empresas transnacionales en todo el planeta", se lee en la carta dirigida a Moreno, firmada por cientos de organizaciones nacionales e internacionales.
Para evitar su cumplimiento, Chevron retiró todos sus activos de Ecuador. Ante ello, las personas afectadas tuvieron que recurrir a cortes extranjeras para homologar y ejecutar la sentencia, sin éxito hasta ahora.
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El pasado 4 de abril, el máximo órgano judicial de Canadá rechazó una demanda del país latinoamericano contra la petrolera estadounidense, y el 16 de abril el Tribunal Supremo de Países Bajos también falló a favor de Chevron.
En el suelo, continúan las más de 880 fosas llenas de crudo que dejó Texaco, los ríos siguen llenos de sedimentos de hidrocarburos y contaminados por los derrames de crudo en la Amazonia, una de las regiones las más ricas en biodiversidad del mundo. Desde hace más de 40 años, estos impactos no han sido adecuadamente remediados.
"El crimen corporativo continúa", alegan las organizaciones.
El día Mundial Anti Chevron surgió el 21 de mayo de 2014, la iniciativa fue impulsada por los ecuatorianos que fueron afectados por la petrolera, que inmediatamente logró apoyo internacional.
El objetivo es crear y difundir una campaña de concienciación sobre los daños ambientales ocasionados, exigir justicia y el establecimiento de un Tratado vinculante de Naciones Unidas sobre las empresas transnacionales y los derechos humanos.