"Este decreto no es un proyecto de seguridad pública, es algo más importante que eso, es el derecho individual del que quiera tener un arma de fuego que sea su derecho, obviamente respetando y cumpliendo algunos requisitos", dijo Bolsonaro poco después de firmar el decreto en el Palacio del Planalto de Brasilia (sede del Gobierno), según una retransmisión en directo por canales oficiales.
Aunque el texto del decreto aún no fue divulgado, Bolsonaro avanzó algunos cambios: aumentará de 50 a 1.000 el número de cartuchos por año permitidos para coleccionadores, y los asiduos a los clubes de tiro podrán desplazarse hasta estos centros con el arma cargada de munición, algo prohibido hasta la fecha.
También se permitirá que los escalones inferiores de las Fuerzas Armadas, como sargentos y subtenientes, tengan derecho al porte de armas: "¿Si no las pueden llevar ellos quién las va a poder llevar?", se preguntó de forma retórica el presidente.
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El ministro jefe de la Casa Civil (jefe de Gobierno), Onyx Lorenzoni, también presente en la ceremonia, agradeció a Bolsonaro "en nombre de las familias brasileñas" por cumplir sus promesas electorales en favor de las armas.
"Ahora, delante de nuestras casas podremos decir 'esta casa tiene dueño, esta casa merece respeto'; quien cruce esa frontera sabrá que ahora el ciudadano de bien podrá proteger a quienes ama, su integridad y su vida", añadió el ministro.
Este es el segundo decreto que el Gobierno de Bolsonaro saca adelante desde enero con el objetivo de flexibilizar el mercado de las armas en Brasil.
En las primeras semanas de Gobierno, el líder ultraderechista aprobó cambiar las reglas para que un ciudadano de a pie pueda comprar y guardar armas de fuego en casa con más facilidades.
El presidente brasileño comentó en diversas ocasiones que también pretende aprobar el porte de armas (poder ir armado por la calle), aunque para eso se necesita el visto bueno del Congreso Nacional, lo que se aventura más complicado.