La advertencia se produjo en el marco de los actos que tuvieron lugar en el Museo del Holocausto de Jerusalén, coincidiendo con la jornada de recuerdo de los judíos muertos en los campos de concentración y exterminio nazis.
El presidente agregó que "no todos los partidos de extrema derecha de Europa que creen en la necesidad de controlar la inmigración o mantener su carácter único son antisemitas o racistas. Sin embargo, los poderes políticos que incorporan el antisemitismo y el racismo en su lenguaje, legado y espíritu, nunca pueden convertirse en nuestro aliados".
"Israel debe hablar con una voz clara y sin compromisos. Ningún interés o consideraciones de realpolitik pueden justificar una alianza deshonrosa con grupos racistas o con elementos que no reconocen su pasado ni su responsabilidad por los crímenes del Holocausto", afirmó.
Las palabras del presidente de Israel se interpretan en el país como una advertencia al primer ministro Netanyahu, quien estableció en los últimos años relaciones estrechas con varios líderes políticos europeos, especialmente de Europa del este, a los que se vinculó en más de una ocasión con el antisemitismo.
Además: Netanyahu afirma que Israel es solo el Estado del pueblo judío
Rivlin, que realizó su carrera política en el Likud, el partido de Netanyahu, pertenece a la diminuta corriente liberal del partido que mantiene unas tensas relaciones con el primer ministro.