El PSOE vuelve al poder once años después, tras unas elecciones en España de la mano de un líder que hasta hoy había perdido dos citas con las urnas. Es un éxito indudable de Pedro Sánchez, que hace poco más de un año era todavía discutido en su propia formación política. Los pocos meses de Gobierno en minoría, con el apoyo parlamentario de Unidas Podemos, nacionalistas vascos y catalanes, le han servido para obtener una victoria espectacular.
El Partido Popular (PP) de Pablo Casado sufrió el 28 de abril la mayor derrota de su historia. Obtiene 66 diputados y pierde 71. El nuevo líder, que reemplazó a Mariano Rajoy, deja la formación en una grave crisis. Su abandono de las posiciones centristas del pasado y su intento de frenar el voto hacia VOX ha sido un fracaso. Como en otros países europeos, la derecha tradicional que pretende ocupar los caladeros más a su derecha pierde peso, se desnaturaliza y acaba en la unidad de cuidados intensivos de la política.
Vox "europeíza" a España
El PP, que pretendía sumar con VOX y Ciudadanos y, así frenar a la izquierda, ha visto cómo tanto Vox como Ciudadanos le han robado votos. Pero lo más grave es que más de un millón de sus antiguos votantes no han acudido a las urnas.
Podemos no es indispensable
Podemos es otra de las grandes decepciones de la noche. Pierde 29 escaños en el Congreso y no tendrá representantes en el Senado. Sin embargo, Sánchez les podría pedir apoyo parlamentario y eso les convertiría en un socio incluso de Gobierno. Pablo Iglesias, que no pudo ocultar su decepción con los resultados, habló ya de negociaciones con Pedro Sánchez para "la formación de un programa de Gobierno", y advirtió al PSOE de alejarse de la "tentación naranja", el posible acuerdo con Ciudadanos.
El PSOE no necesita ya a Podemos, como ha ocurrido durante el periodo de Gobierno de Sánchez tras la moción de censura a Mariano Rajoy. Los buenos resultados del partido Ciudadanos, que antes se definía como centrista y ahora como centroderecha, se puede perfilar también como socio de los socialistas, aunque su líder, Albert Rivera, asegurara en la campaña electoral que "jamás pactaría" con Pedro Sánchez.
¿Pacto PSOE-Ciudadanos? Sánchez no es un rehén del independentismo
PSOE y Ciudadanos suman una mayoría confortable. Sería el pacto favorito de lo que sus enemigos llaman "los mercados". Es, sin duda, la combinación que el mundo económico y la Unión Europea desearían como ejemplo de estabilidad. En su primera aparición ante sus seguidores, los afiliados y votantes de Pedro Sánchez le pidieron "con Rivera, no". Pero el vencedor en las urnas respondió que él no ponía "cordones sanitarios a nadie". PSOE y Ciudadanos suman 180 escaños.
La otra opción de Sánchez es contar con Podemos, con el que llegaría a 165, sin contar con los diputados de otros partidos minoritarios que también apoyarían ese acuerdo. No es una mayoría, pero podría gobernar buscando apoyos puntuales con otros grupos políticos. Las cifras de Sánchez le permiten dejar de ser rehén de los independentistas catalanes, aunque tanto en Cataluña como en el País Vasco los nacionalistas ganan apoyo. Sin duda, el temor al "trifachito", a "las tres derechas", a la irrupción de VOX ha animado el voto nacionalista. Hasta el punto de que el Partido Popular no obtiene escaño alguno en el País Vasco y solo tendrá uno en Cataluña.
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En número de votos, el bloque de la derecha vence al de izquierda, pero el sistema electoral ha castigado duramente la división en tres partidos del primero. VOX ha contribuido así, indirectamente, a la debacle del PP y a la victoria del PSOE.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK