"Lo interpretamos como una provocación en relación con una infraestructura de transporte", declaró Siromólotov a Sputnik.
El propietario de la maleta —un empleado de la Embajada estadounidense que, según se supo, regresaba después de terminada su comisión de servicio en Rusia— dijo que había adquirido el proyectil para su "colección privada".
Le dejaron salir a Nueva York, pero la Cancillería rusa envió más tarde notas de protesta a la Embajada de EEUU en Moscú y al Departamento de Estado.
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Siromólotov calificó el incidente como muy extraño, "especialmente, tratándose de un empleado de seguridad de la Embajada".
"Por supuesto, debía de entender que un proyectil de artillería en el equipaje —aun vacía, pero con rastros de explosivos y una espoleta— es una violación muy grave", agregó.
El diplomático supuso que había sido un intento de probar la rigurosidad del control fronterizo.
"No descartamos que el estadounidense, dejando Rusia tras una comisión de servicio y escudándose en la inmunidad, tuviera la misión de comprobar la fiabilidad de los mecanismos de control en nuestras fronteras", dijo.