Según afirmaron los científicos estadounidenses, los charcos de unos 10 centímetros de profundidad podrían haber contenido altas concentraciones de un elemento clave para impulsar la vida: el nitrógeno.
"Es mucho más fácil que eso suceda en un charco", señaló Ranjan.
Los investigadores explicaron que la vida podría haber surgido a través de una reacción entre el nitrógeno y el dióxido de carbono, emitido por respiraderos hidrotermales. Según otra hipótesis, el ARN (ácido ribonucleico) primitivo era una molécula flotante que podría haber impulsado la base molecular de la vida al entrar en reacción con el óxido nitroso.
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En lo que respecta al nitrógeno, consiste en dos moléculas conectadas de una manera tan fuerte que solo pueden ser divididas por una fuerte descarga de energía, como un rayo. Según explicó Ranjan, los rayos podrían haber generado suficiente óxido nítrico como para impulsar la vida en el océano.
El encargado del estudio indicó que en este caso, "la concentración del óxido nitroso en el océano podría haber disminuido 1.000 veces" en comparación con los estudios anteriores.
No obstante, a diferencia de los océanos, los charcos pequeños —de entre 10 y 100 centímetros de profundidad— tenían más oportunidades para acumular mayores cantidades de nitrógeno.
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