Para Guterres, hoy "observamos peligrosas tendencias al aumento de la xenofobia, el racismo y la intolerancia en numerosas regiones del mundo".
En menos de tres meses de 1994, más de 800.000 personas fueron exterminadas de forma sistemática en Ruanda, en lo que Guterres calificó como "uno de los capítulos más sombríos de la historia reciente".
La mayoría de las víctimas eran tutsis, pero también había entre ellas hutus moderados y otras personas que se opusieron a la matanza.
"Exhorto a todos los dirigentes políticos y líderes religiosos y de la sociedad civil, hombres y mujeres, a que rechacen el discurso de odio y la discriminación y a que trabajen con ahínco para afrontar y mitigar las causas fundamentales que socavan la cohesión social y crean condiciones propicias para el odio y la intolerancia", urgió el secretario general de la ONU.
Para Guterres, "es la mejor manera de rendir homenaje a quienes perdieron la vida de forma tan trágica en Ruanda hace 25 años".