Durante estas maniobras, los militares rusos penetraron en la retaguardia del enemigo. Su misión consistió en detectar un puesto de mando oculto y las rampas de lanzamiento de los misiles de crucero.
Los agentes cumplieron su misión con ayuda del sistema Ironia-M, que utiliza tres enfoques de distintos dispositivos a la vez: el de una videocámara, el de una cámara infrarroja y el de un telémetro de láser. Gracias a estos enfoques los agentes rusos pueden observar una localidad a una distancia de hasta 10 kilómetros en cualquier hora del día y de la noche.
Los detectores de movimiento instalados en el sistema registraron la aproximación de los saboteadores y el francotirador consiguió detenerlos exitosamente en el transcurso de las maniobras.
Al determinar las coordenadas geográficas de las rampas de lanzamiento, los datos fueron enviados a los artilleros y los agentes pudieron abandonar la región peligrosa.
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