El escritor fue premiado en la última edición del certamen de cine de San Sebastián (País Vasco) por su adaptación y actualización de la autobiografía de Acosta, 'Sin mirar atrás'.
"El premio es muy arbitrario, podría haber recaído en la dirección, fotografía… pero me alegra el reconocimiento porque es un filme muy especial", celebra con modestia.
De vuelta al Covent Garden
En Covent Garden, morada de la compañía del Royal Ballet y que contó con Acosta como principal bailarín durante 16 años hasta 2016, se representa en estos días su producción de 'El Quijote'.
Acosta, de regreso en Cuba, fundó la compañía y escuela Acosta Danza y este año asumirá la dirección del Birmingham Royal Ballet, en Inglaterra.
"Carlos es listo, modesto, con una trayectoria personal fascinante que gira en torno a la historia de Cuba, lo cual me pareció muy interesante y vibrante", explica Laverty.
En el filme, la danza mueve la narrativa al compás de los pasos vitales y las relaciones del protagonista, desde el chaval apodado Yuli, que compite en 'break dance' en su barrio de La Habana, hasta el deslumbrante maestro que rompió todos los tabús de la profesión y alcanzó la cumbre artística mundial.
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"Su padre era un camionero de suficiente edad para recordar cómo era el prejuicio contra los negros antes de la revolución, le forzó a ir a la escuela de ballet y Carlos se convirtió en el mejor bailarín de su generación", recuerda el guionista.
El dolor de la soledad
A Laverty le impactó el "increíble viaje" de ese "niño travieso y desobediente" que lidió con la soledad, el dolor y la añoranza y sobresalió en la "más estricta y disciplinaria expresión artística".
"Lo que más me gusta de Carlos, y quise reflejarlo en el guion, es que nunca perdió contacto con sus raíces, ni con Cuba, ni con su gente; y eso es algo que pasa con frecuencia en el mundo de la fama, la riqueza y la celebridad", resalta en la entrevista.
En esas conexiones se hilan capas de relaciones que el artista ha mantenido a lo largo de su vida con su padre, con su maestra Chery, con el baile y con Cuba.
Laverty escribió en inglés y Bollaín tradujo al castellano la última versión de su adaptación y rodó la 'biopic' en La Habana, Madrid y Londres.
"Era muy importante para nosotros hacer la película en español cubano. Hubiéramos conseguido más presupuesto rodándola en inglés, pero hubiera sido mucho más falsa", señala.
La "calurosa y emotiva" respuesta del público del Festival Internacional de Cine Latinoamericano de La Habana fue, según dice, el aprobado definitivo del trabajo.
"Cuando trabajas en otra lengua y sobre otra cultura siempre te esfuerzas más", agrega.
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