Al ver el miedo, el terror y el sufrimiento agonizante de sus hijos, muchos padres —que lucharon en el bando republicano o lo apoyaron— no pudieron soportarlo y tomaron la única decisión que les parecía lógica en aquel momento: hacer que se refugiaran en otros países. Uno de los destinos fue la Unión Soviética, el país comunista que respaldó a la República Española.
Todos, padres e hijos, pensaban que el éxodo forzoso duraría varios meses. Nadie podía prever que los menores se quedarían solos en un país distante durante décadas. Algunos permanecerían para siempre y nunca volverían a ver a sus padres de nuevo.
El destino de Manuel Arce se alimentó de tragedia. Igual que en el caso del resto de los niños de la guerra, los primeros años en Rusia fueron felices, pero en junio de 1941, la Segunda Guerra Mundial llegó al país. La Gran Guerra Patria estaba en marcha.
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Después de un tiempo, se enteró de que su hermano estaba vivo y acudió a visitarlo al hospital, pero falleció al día siguiente. Manuel Arce cree que su hermano no pudo soportar verlo en ese estado.
El joven tuvo que seguir adelante y empezó a estudiar medicina. Después trabajó como médico en un hospital. Más tarde regresaría a España y de nuevo a Rusia en varias ocasiones.
"Es una historia de energía, de fuerza, de supervivencia que a mí me fascinó", declaró Lino Varela.
'Niños de Rusia'
Los niños de Rusia, como a menudo se les llama en España, han superado la condición de víctimas y han alcanzado la de supervivientes, al sobreponerse a la separación de sus familias a una edad muy temprana, dijo Barreda.
A pesar de que llegaron a un país extraño en el que las costumbres y el idioma son diferentes, lograron adaptarse. Luego les tocó de lleno la Segunda Guerra Mundial y tuvieron que revivir los bombardeos.
Consiguieron superar esa situación y después se enrolaron en la universidad y se convirtieron en ingenieros y médicos. Sin embargo, en algunos casos, regresaron a España años después y se encontraron con un choque cultural enorme. Adaptarse a sus familias fue muy complicado para ellos.
"No había roce, no había cariño. Esos niños debían haber sido pescadores en el norte de España, pero acabaron siendo ingenieros en Moscú", enfatizó.
Entre 1937 y 1938, más de 3.000 niños fueron evacuados a la Unión Soviética, donde se les dio una cálida bienvenida, los cuidaron y los protegieron. Si bien la acogida fue verdaderamente maravillosa, nadie pudo reemplazar a los progenitores. Aunque sus padres estuvieran vivos, lo que experimentaron no deja de ser semejante a la orfandad.
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Varela, por su parte, indicó que esos niños están olvidados, porque en España apenas se recuerda que existieron.
La película
Según Lino Varela, la idea de hacer la película surgió de un reportaje que escribió Rodrigo Barreda, el guionista del documental. Primero fue un artículo sobre Manuel Arce Porres. A partir de este artículo surgió la idea de hacer un documental sobre él.
"Aprovechando este aniversario se iba a hacer un homenaje en Óbninsk —en la región de Moscú— y entendimos que iba a ser una oportunidad estupenda de entrevistar a los últimos supervivientes de los niños de la guerra. De esta manera pudimos tener un mayor abanico de historias y de testimonios", dijo.
Los autores le dieron muchas vueltas al título y al final se decantaron por 'Huérfanos del Olvido'. Después de haber hecho las entrevistas se percataron de que la orfandad era doble.
"Se quedan huérfanos de padres de forma inopinada. Ellos no deciden. También son huérfanos de país, aunque fueron muy bien recibidos en la URSS. En el fondo tienen esa sensación de desarraigo, no son ni de aquí ni de allí. La lucha contra el olvido es la reivindicación de la memoria de la historia de estos niños", explicó.
De acuerdo con Rodrigo Barreda, España todavía no ha superado por desgracia las heridas de la guerra civil. No logró superarlas sobre todo porque no se ha hecho el ejercicio de perdón. Ahora mismo el país está viviendo una situación que está muy polarizada, con la extrema derecha emergiendo con fuerza.
Con su película, Varela y Barreda quieren dejar la imagen de los niños de la guerra para la historia. Según explican los propios cineastas, quieren que no se pierda la memoria.
"En España se conoce muy poco nuestra historia más reciente. Vivimos en una época en la que se trata de ocultar cosas, de pasar página. Creemos que es importante recordar el pasado para no cometer errores en el futuro", destacó Varela.
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