Para Abás, el aumento de la violencia en el punto más sensible de la Ciudad Santa es "el resultado de la persistencia de las fuerzas de ocupación [israelíes] y de los colonos [judíos]".
La presidencia palestina señaló que los últimos incidentes en la explanada, el tercer lugar más sagrado para el Islam y el primero para el judaísmo, constituyen un "ataque flagrante".
Abás está en contacto con las autoridades jordanas, que gestionan el Waqf —institución que administra los lugares santos musulmanes en Jerusalén este, zona ocupada por Israel— "para presionar al Gobierno israelí" y "que detenga esta peligrosa escalada".
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Cerca de la Puerta Dorada se encuentran las oficinas del comité de patrimonio islámico, cerradas por Israel en 2003 por presuntas actividades políticas y que volvió a ser clausurado hasta nueva orden en el 2017 por una sentencia judicial.
Representantes israelíes mantuvieron un encuentro ayer en Amán, la capital de Jordania, con autoridades de este país, que gestiona el complejo. La reunión acabó sin acuerdo sobre el futuro del espacio a causa de las disputas.