La primera ministra afronta el nuevo pulso parlamentario tras unas semanas de negociación con la UE sin signos de avance en las respectivas posiciones.
Ninguna parte parece dispuesta a tirar la toalla y dar por concluidas las conversaciones sobre los términos del divorcio y la futura relación, que continuarán probablemente hasta el fin de semana y pueden teóricamente prolongarse hasta la fecha oficial de la escisión, el 29 de marzo.
La versión original del pacto, sellada en el Consejo Europeo en noviembre de 2018, fue rechazada por los Comunes el pasado 15 de enero en la derrota más descomunal acusada por un Gobierno en la historia moderna del Reino Unido.
May perdió la primera "votación significativa" de su pacto con la UE por 230 votos de una Cámara con 650 escaños, incluidos los absentistas republicanos irlandeses del Sinn Féin, además del presidente y sus asistentes, que no votan.
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La ratificación parlamentaria, en su segunda intentona, depende de la decisión que tomen el grupo de 'brexiteros' conservadores radicales y los diputados laboristas al frente de circunscripciones que votaron por la salida en el referéndum de 2016.
El DUP británico norirlandés
El DUP reniega del mecanismo del 'backstop' porque su implementación, según protestan sus cargos electos, creará una "frontera" entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido.
"Tiene que haber cambios en el tratado (de salida), porque el tratado es legalmente vinculante", ha reiterado esta semana Sammy Wilson, portavoz del Brexit de los unionistas norirlandeses.
Los analistas coinciden en que el aprobado del DUP tendría un efecto dominó, arrastrando en favor del Gobierno al sector menos ultra de los 'brexiteros' conservadores.
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Pero en sus declaraciones públicas, los líderes de la UE rechazan categóricamente reabrir el Acuerdo de Retirada que incluye el protocolo irlandés.
Guiños a los laboristas
En torno al centenar de diputados de los 230 que votaron contra el Ejecutivo May en enero se sientan en las bancadas gubernamentales.
En el espectro contrario, el equipo de May está tentando a 'brexiteros' laboristas con ofertas de mejora de los derechos laborales y nuevas ayudas estatales en sus feudos posindustriales económicamente desfavorecidos.
El pulso entre parlamentarios euroescépticos y europeístas se decide la semana próxima, pero nadie pronostica una victoria firme de la primera ministra en su recta final.