Los participantes pintan sus rostros con aceite y hollín molido, y se colocan cuernos y cencerros para transformarse en demonios. Los 'diablos' recorren el pueblo en busca de víctimas para asustar. Los únicos que están a salvo son las personas que llevan máscaras blancas —las mascaritas—.
El festival tiene orígenes celtas y se refiere a las tradiciones paganas enfocadas en expulsar los espíritus peligrosos que podrían dañar la salud de la comunidad.
Fotos: Diablos negros y almas errantes: los diablos de Luzón salen a las calles en España