El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, anunció el 28 de febrero que su país liberaría el 1 de marzo al oficial de la Fuerza Aérea india, en "un primer paso para abrir negociaciones".
"Saludamos el compromiso del primer ministro pakistaní Imran Khan de liberar el viernes (28 de frebrero) al piloto indio que mantiene bajo custodia", dijo el representante del Departamento de Estado.
El diplomático estadounidense urgió a Pakistán y la India a emprender una acción inmediata para distender el conflicto, incluyendo mediante una comunicación directa.
Además, llamó a Pakistán a cumplir con los compromisos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, denegando el refugio a los terroristas en su territorio y bloqueando su acceso a fondos.
El atentado fue reivindicado por el grupo terrorista Jaish-e-Mohammed (JeM) cuyo jefe, Masood Azhar, se encuentra en Pakistán, según Nueva Delhi.
La India acusó nuevamente a Pakistán de patrocinar grupos terroristas en la disputada región de Cachemira, pero Islamabad rechazó la acusación por "infundada" y propuso a Nueva Delhi investigar conjuntamente el ataque, que volvió a llevar a la región al borde de un conflicto armado.
El 26 de febrero, la India bombardeó desde el aire las supuestas bases de JeM en territorio pakistaní, al afirmar que era una "acción no militar preventiva" y "absolutamente necesaria" debido a la información de que el grupo estaba tramando más ataques.
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Al día siguiente, Pakistán respondió a esta incursión con otro ataque aéreo transfronterizo, para demostrar su capacidad de autodefensa.
El enfrentamiento aéreo, el primero desde la guerra indo-pakistaní de 1971, derivó en el derribo de un MiG-21 de la Fuerza Aérea India cuyo piloto fue capturado por los pakistaníes.
También Nueva Delhi afirma haber abatido un F-16 pakistaní el 27 de febrero, pero Islamabad niega haber utilizado estos aviones de combate en el ataque.