Según relata el propio Román, que vive en Irkutsk (Rusia), abandonó su trabajo de fotógrafo para dedicarse a la fabricación de autos originales e irrepetibles.
Su objetivo es transformar los vehículos en algo extraño, interesante e inusual. De hecho, Nikitin define sus creaciones como experimentales. El primero de sus autos lo bautizó con el nombre de Mad Max.
Vista la apariencia apocalíptica del vehículo, es evidente que merece llevar este nombre. Bajo el brutal exterior se oculta un viejo Toyota Carina que le regaló su padre.
Los trabajos de Román Nikitin reciben el reconocimiento y en varios eventos especializados ocuparon los primeros puestos.
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