"Es una tragedia anunciada, las autoridades deberían haber tomado más precauciones, ya que se esperaba esa lluvia fuerte", comentó a Sputnik Gerald Freitas, en la avenida Niemeyer, una de las principales vías de comunicación por el litoral.
Decenas de vecinos y curiosos se acercaron la mañana del jueves a la zona, donde bomberos y miembros de la Defensa Civil intentaban rescatar el segundo cuerpo, de una mujer, que quedó atrapado dentro del vehículo.
También acudieron a la zona efectivos de los barrenderos, para acondicionar la calle lo antes posible para poder reabrir el tráfico, aunque el alcalde, Marcelo Crivella, avanzó que los trabajos para retirar el autobús y restablecer la normalidad tardarán más de un día.
"Estamos haciendo el mejor trabajo posible para que la ciudad se recupere sin problemas; desgraciadamente tuvimos muertos, ahora estamos esperando a que saquen el cadáver y podamos continuar con nuestro servicio", explicó a Sputnik Alex Oliveira, barrendero municipal.
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Algo parecido sucedió en otra favela cercana, Rocinha (la mayor de Río y una de las más grandes de Latinoamérica), donde un deslizamiento de tierra soterró una casa y mató a una persona.
Las favelas (barrios informales autoconstruidos donde las viviendas son de construcción muy precaria) suelen ser las áreas más afectadas durante los temporales; decenas de miles de personas viven en zonas de riesgo.
En Río de Janeiro la situación se agrava debido a la orografía de la ciudad, dado que muchas casas están encaramadas en colinas con mucha pendiente, lo que las hace más vulnerables al impacto de rocas, agua y barro.
El alcalde de Río decretó tres días de luto oficial y descartó que hubiera negligencia porque según dijo no se esperaba un impacto tan grande.
Muchos de los vecinos que estaban en la avenida Niemeyer siguiendo de cerca los trabajos de retirada del autobús aseguraron, no obstante, que el poder público debería trabajar en la prevención, podando árboles en situación de riesgo o mejorando el mantenimiento del alcantarillado, por ejemplo.
Los vientos de más de 110 kilómetros por hora derribaron más de 170 árboles, que a su vez dañaros muchos cables eléctricos aéreos provocando apagones, y la lluvia causó inundaciones en al menos una decena de barrios, según recoge la prensa local.