Se acercan las elecciones que definirán a los representantes del Poder Ejecutivo a nivel nacional y provincial en Argentina, donde el partido del presidente Mauricio Macri se enfrentará una vez más contra la fuerza que ha definido la política nacional desde 1945, ya sea en el Gobierno como en la oposición: el peronismo.
Di Meglio insistió en que, para entenderlo, no hay que focalizarse únicamente en la figura de su fundador, el general Juan Domingo Perón, presidente argentino en los períodos 1945-1955 y 1973-1974. En cambio, indicó que hay que "pensar al peronismo como una creación colectiva, no como una creación del líder".
El peronismo según Perón
Dos de las principales características del peronismo son su perdurabilidad y maleabilidad. Nace a mediados de los años 40, cuando surgen otros movimientos en América Latina de tipo nacional-populista, como el varguismo en Brasil, liderado por el presidente Getúlio Vargas (1930-1945 y 1951-1954) o el cardenismo en México, con el presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) a la cabeza.
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A diferencia de aquellos, el peronismo se mantiene todavía existente, aunque con características muy diferentes de las originarias con las que surgió y con un abanico de alternativas que atraviesan todo el espectro ideológico, hoy incluso enfrentadas entre sí.
"Cuesta identificar el peronismo en términos ideológicos, que es lo más complejo para entender desde el exterior. ¿Es un movimiento de derecha, de centro o de izquierda? El peronismo combina desde sus inicios todos esos elementos. Como era esperable de un militar en los años 40 —incluso con algunas simpatías con el fascismo social europeo y muy hostil al marxismo, a las ideas de lucha de clases-, Perón buscaba más bien el pacto social, el acuerdo entre el capital y el trabajo", dijo a Sputnik el historiador, docente e investigador Hernán Camarero.
La figura de su esposa, María Eva Duarte, quien murió en 1952, será fundamental para encarnizar y encabezar las transformaciones sociales del 'primer peronismo'. Su compromiso con la niñez, los ancianos, las mujeres, los derechos de los trabajadores, los hogares, los hospitales y las escuelas, sumado a la propaganda política y el poder del aparato del Estado, hicieron del peronismo un movimiento que trascendió el concepto de partido político para transformarse en un movimiento popular federal y transversal.
"En su primer Gobierno [1946-1952] fue estatista, redistribuidor, industrialista, mercadointernista. A partir de su segundo mandato [1952-1955], aparece un Perón casi desarrollista, amigo del capital extranjero pero defensor de la industria. Era un hombre tremendamente pragmático y ese es uno de los elementos característicos todavía hoy del peronismo", continuó Camarero.
El peronismo prohibido
Por un lado, un peronismo de izquierda, resistente, que despierta la adhesión de sectores juveniles, quienes encuentran en el movimiento un acercamiento a la política, y entre quienes se discutían las bases para hacer una revolución como en Cuba.
La agrupación guerrillera Montoneros será la principal representante de esta escuela de orientación marxista y combativa, que llega incluso en 1970 a secuestrar y asesinar al exdictador Pedro Eugenio Aramburu para exigir la devolución del cuerpo de Evita, desaparecido luego de su funeral.
En el otro extremo, se encontraba el peronismo representado por sectores vinculados a la burocracia sindical y a sectores nacionalistas de derecha, que creían que Perón era el camino para ponerle freno al marxismo.
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También existían sectores de centro, liberales socialdemócratas, sobre todo en el empresariado, que buscaban la vía para mantener un capitalismo nacionalista, explicaron los expertos. En 1973, Perón regresa a la Argentina y gana las elecciones.
El peronismo y la violencia
La conflictividad interna se manifestó de forma tajante en el período 1973-1976, cuando Perón vuelve al país y estallan las confrontaciones entre las dos visiones del peronismo. Luego de 18 años en el exilio, el general llegó a la Argentina: en el mismo acto de recibimiento ocurre la Masacre de Ezeiza, perpetrada por milicianos peronistas de derecha, que dejó un saldo de 13 muertos y centenares de heridos.
El poder queda en manos de su mujer Isabel y en la figura de José López Rega, ministro de Bienestar Social, quien funda la Triple A, un grupo paramilitar creado para perseguir y exterminar a los sectores del peronismo de izquierda.
"Una especie de guerra civil peronista entra la izquierda y la derecha llevó a cientos de muertes y a que el peronismo tenga una sensación, para aquellos que no viven en Argentina, de ser algo muy difícil de comprender", dijo Di Meglio.
Esta violencia lleva a que en 1976 se produzca un nuevo golpe de Estado y se instale una nueva dictadura cívico-militar, autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, el período de terrorismo de Estado más sangriento de la historia argentina, caracterizada por la persecución y desaparición de decenas de miles de personas, la apropiación ilegal de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad.
El peronismo en democracia
"En la década del 90, el peronismo se convirtió, durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, en un movimiento neoliberal, con apoyo popular pero con políticas de privatización y achicamiento del Estado, que contradecían la mirada estatista del primer peronismo", dijo Di Meglio.
Durante la década de Gobierno menemista, el peronismo logró mostrarse superficialmente como bloque, sin ostentar las contradicciones de los 70. Tras 10 años de Gobiernos de Menem en el Poder Ejecutivo nacional, el peronismo vuelve a perder las elecciones de 1999.
Pero regresará al poder bajo la tutela de Eduardo Duhalde, quien ejerce como presidente interino luego de la acefalía que provocará la crisis de 2001, entre enero de 2002 y mayo de 2003.
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Ese año asume el también peronista Néstor Kirchner. El kirchnerismo reivindica la postura ideológica del peronismo progresista setentista y reinstala el discurso estatista y redistribucionista, perdido durante los 90. Sin perder protagonismo —coinciden los historiadores- el peronismo vuelve a fragmentarse.
"Dentro del abanico del peronismo, uno puede encontrar un rasgo común en el estilo, en las prácticas. El peronismo siempre se ha mostrado como un movimiento muy apropiado para el acceso, administración, mantenimiento y reproducción del poder. Eso es lo que permite muchas veces advertir alianzas entre sectores internos del peronismo que no las creerías posible tiempo atrás. En el peronismo no solo convive gente con ideologías diferentes sino que incluso muchos peronistas han tenido sucesivas ideologías diferentes", dijo Camarero.
En la actualidad, existen en la fuerza política dos grandes espacios que se disputan la conducción y que probablemente se enfrenten en las elecciones de 2019 como partidos oponentes. Uno está representado por el kirchnerismo, con un piso de intención de voto alto pero con muchas dificultades para triunfar en un ballotage, aseguran los expertos.
"No quiero decir [que sea] imposible, pero parece poco probable, porque tampoco uno lo puede descartar, la posibilidad de un acuerdo entre ambas corrientes conforme a la situación económica y política de la Argentina", dijo Camarero.
"Pasó en 1955 después del Golpe de Estado a Perón, pasó en 1983 con la derrota electoral con la Unión Cívica Radical y el triunfo de Raúl Alfonsín y pasó en 2015 con la llegada a la presidencia de Mauricio Macri: se anuncia prematuramente que el peronismo está en extinción, que se debilitó, que muere. Sin embargo, una y otra vez regresa, aunque nunca de modo unificado", aclaró Di Meglio.