"La infraestructura de captación del proyecto Hidroituango es incierta y podría fallar de dos maneras: esfuerzo de flexibilidad y esfuerzo por cortante, por eso es prioritario conservar el control de las aguas para brindar seguridad aguas abajo del proyecto", dijo Jorge Londoño, gerente general de EPM (empresa propietaria del embalse) en una rueda de prensa vía streaming.
Según el ejecutivo, el refuerzo por flexibilidad es similar al que se hace al intentar doblar una vara por la mitad, mientras que el esfuerzo por cortante mostraría si una parte de la estructura puede colapsar, ya que recientes análisis mostraron que entre más agua contiene el embalse, existe mayor riesgo de colapso.
Hidroituango contiene las aguas del río Cauca, uno de los más torrentosos de Colombia y cuyo caudal se estima que disminuirá de 500 metros cúbicos por segundo a 100, lo que dejará al afluente en un nivel de 20%, un mínimo histórico que amenaza con generar serios daños al ecosistema.
En la actualidad, los analistas del embalse realizan un monitoreo de 48 horas al comportamiento del río Cauca sobre la estructura, al macizo rocoso y a la montaña sobre la cual se erige la represa a fin de observar variaciones que representen un peligro para las comunidades aguas abajo.
Las pruebas buscan determinar si existe una posibilidad de perder el control del agua y poner en riesgo a los habitantes de las poblaciones Valdivia, Tarazá, Nechí, Cáceres y Caucasia.
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El director de la estatal Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Rodrigo Suárez, anunció un proceso contra Hidroituango para determinar las afectaciones que pueda causar la prueba y establecer posibles sanciones, como multas e incluso el retiro de la licencia.
"Abrimos un proceso sancionatorio hace unos días que tiene que ver con el cierre de la compuerta y la disminución de los caudales; estamos viendo que ante el cierre de la compuerta vamos a mantener un descenso en el caudal, lo que lleva a un agravante frente al proceso", dijo a la emisora local Blu Radio.
El pasado 10 de enero, el Gobierno debió poner en alerta a los diferentes organismos de socorro ante la posibilidad de una nueva emergencia en Hidroituango, cuyos ejecutivos anunciaron que a finales de diciembre detectaron un orificio en la montaña que contiene la estructura.
Luego concluyeron que el orificio no representa riesgo para el proyecto.
La represa en construcción, que debió estar lista a finales de 2018, sufrió derrumbes de varios túneles de desviación de aguas en abril del año pasado, lo que derivó en una emergencia para al menos 12 municipios ante el represamiento del río Cauca en la parte alta del embalse.
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Ese hecho obligó a la evacuación de al menos 120.000 personas, quienes regresaron paulatinamente a sus viviendas y a las cuales EPM les asegura que no corren riesgo por las pruebas iniciadas el 5 de febrero.
EPM espera empezar a generar energía eléctrica a partir de 2021.