"Los ataques de EEUU contra el gasoducto [ruso] Nord Stream 2 en el mar Báltico, actualmente en construcción, pesan desde hace meses sobre las relaciones germano-estadounidenses. Durante mucho tiempo, el Gobierno federal solo ha reaccionado con cautela ante las críticas, pero el tiempo de la resistencia silenciosa parece haber terminado", advierte el periodista Klaus Stratmann.
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El ministro de Exteriores, Heiko Maas, también dejó clara una posición parecida antes de visitar Rusia y Ucrania a mediados de enero: el gasoducto no se puede detener ni siquiera por las últimas amenazas vertidas por Estados Unidos contra las empresas alemanas.
"Los estadounidenses han estado luchando contra el gasoducto durante meses. (…) Sostienen que el gasoducto aumentará la dependencia de Europa del suministro de gas ruso", indicó Maas.
Por ahora, el gasoducto cuenta con el apoyo de las empresas energéticas europeas Uniper, Wintershall, OMV, Engie y Shell. Son estas las que financian la mitad del proyecto.
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