La 'Casa de los Tuits'. Es la versión 3.0 de la Casa Blanca desde que Donald Trump tiene sus aposentos en el Despacho Oval. Unos tuits que en la mayoría de los casos intentan ser demoledores, que muchas veces no son más que una provocación, y que en otros busca cambiar el rumbo político, geopolítico, geoestratégico, o económico de cualquier país en base a un máximo de 280 caracteres. Y no morir en el intento. Aunque en ocasiones, termina desdiciéndose.
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El último gran destinatario-damnificado ha sido Turquía. El misil en formato literario, recordó en calibre – aunque no en alcance– a aquel que lanzó en directo en su primer discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, cuando calificó al líder norcoreano, Kim Jong-un, como "hombre cohete en una misión suicida", y donde le prometía una destrucción total a su país sin falta.
Ahora, en este ataque a uno de sus socios en Medio Oriente, una región donde EEUU ha perdido pie hace rato, Trump tuiteó: "Devastaremos económicamente a Turquía si ellos atacan a los kurdos", fue la frase sobresaliente del párrafo.
Starting the long overdue pullout from Syria while hitting the little remaining ISIS territorial caliphate hard, and from many directions. Will attack again from existing nearby base if it reforms. Will devastate Turkey economically if they hit Kurds. Create 20 mile safe zone….
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 13 января 2019 г.
Pero Ankara no hizo mutis por ningún foro. En unas declaraciones a la cadena NTV, su ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, lo dejó bien servido: "La cooperación con los terroristas no llevará a ninguna parte; mejor nos quedamos con hambre, sin comida y agua, pero hacemos todo lo necesario; EEUU y todos los demás países deben mostrar suficiente respeto hacia Turquía", dijo.
El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad San Pablo CEU, José Luis Orella, opina que se trata de un intento de Trump de garantizar la protección a los kurdos.
"El abandono de las tropas estadounidenses de la región, casi los condenaba [a los kurdos] a su aniquilamiento por los turcos, con quienes tienen un antiguo contencioso por las políticas de fuerte violencia terrorista que [los turcos] habían sufrido".
"Para EEUU los kurdos son unos de sus aliados más fieles dentro de la región y desde luego darían penosa cuenta si dejasen que desapareciesen como elemento político a ser instrumentalizados por ellos", observa el experto.
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También llegaron respuestas de todos los colores en este caso. Así, el vicepresidente del partido alemán Die Linke en el Bundestag, Fabio De Masi, disparó fuerte: "El embajador de EEUU aparentemente cree tener la impresión de ser el enviado de un emperador de Washington en Alemania", dijo, al incidir que las sanciones estadounidenses extraterritoriales contra las empresas alemanas son contrarias al derecho internacional.
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Tampoco se quedó atrás en intensidad el vicepresidente del Partido Socialdemócrata, Ralf Stegner: "¿El señor Grenell sabe que el tiempo de los altos comisionados en Alemania ha terminado?", se preguntó en su cuenta de Twitter.
Ob Mister Grenell weiß, dass die Zeit der Hohen Kommissare in Deutschland vorbei ist? https://t.co/GUEdxY661T
— Ralf Stegner (@Ralf_Stegner) 13 января 2019 г.
Mientras, el portavoz de política exterior del grupo parlamentario CDU-CSU, Jürgen Hardt, sentenció que el tono de la carta de Grenell en nombre de su país es "un nuevo e inaceptable endurecimiento del tono en la relación transatlántica", un motivo que debería servir al Gobierno alemán para elevar una protesta.
Al respecto, el profesor Orella entiende que se trata de "una vuelta a la política cruda de los intereses económicos que son los que marcan la política internacional. Incluso es una 'vuelta a la política de cañoneros del [siglo] XIX'. Europa es un mundo desarrollado que demanda energía barata, y la energía barata que puede consumir procede de Rusia", explica.
"Cuando la mayoría de los países [europeos] más grandes, y por lo tanto más consumidores de gas siguen la opción de libre mercado, que es la de consumir el gas mucho más barato, es cuando Trump vuelve otra vez a la política decimonónica norteamericana que es 'puñetazo encima de la mesa', y ya está. […] Otra cuestión es que a los políticos germanos le recuerden los momentos difíciles de cuando tenían un virrey del otro lado del Atlántico", concluye el profesor José Luis Orella.