El ciclo de este año se completa con los comicios presidenciales previstos para marzo en Dominica, para abril en Antigua y Barbuda. Lo mismo ocurrirá en Panamá en mayo, y en Guatemala, en junio. En estos últimos casos la derecha ya está en el poder, que domina el continente salvo los tres casos mencionados, más Venezuela y Nicaragua, y México, donde Andrés Manuel López Obrador asumió el 1 de diciembre tras obtener la única victoria para la izquierda en 2018.
En este sentido señaló que "la tendencia fundamental es hacia una América Latina conservadora como seguramente no la habíamos vivido desde los años de la dictadura en los 60 y 70. Lógicamente con sus propias características ahora, pero que evidentemente plantea a la fuerzas progresistas una situación inédita que no esperábamos que pudiera reeditarse hace cuatro o cinco años"
Cuevas Molina, integrante también de la Asociación para la Unidad de Nuestra América Latinoamericana, opinó que "todo esto forma parte de lo que podríamos llamar un ambiente de época que tiene que ver en términos generales con este avance de ideas conservadores desde el punto de vista moral y que son aupadas, respaldas, y de alguna manera construidas, desde posiciones religiosas del protestantismo latinoamericano contemporáneo".
Como ejemplo claro está la victoria de Jair Bolsonaro, pero el experto también mencionó que "incluso en el laico Estado uruguayo" se ha consolidado el ingreso de pastores evangelistas al Parlamento, como así también en Costa Rica estuvo a punto de ganar las elecciones el pastor Fabricio Alvarado.
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Por otro lado, consideró que no está claro en ninguno de los países qué es lo que pueda pasar en las elecciones y cómo quedará al mapa ideológico. Pero consideró relevante lo que pueda ocurrir en Argentina, ya que en 2015 fue el país que por la vía de la urnas y sin golpes militar (Honduras 2009) o parlamentarios (Paraguay 2012 y Brasil 2016) el neoliberalismo se allanó la vuelta al poder.
"Ahí está abierta la posibilidad de observar qué puede pasar con un gobierno de este retorno fuerte del neoliberalismo porque de alguna forma puede marcar esto que decía (el vicepresidente de Bolivia, Álvaro) García Linera sobre que estos gobiernos pudiera ser que tuvieran una vida limitada por sus propias contradicciones".
Finalmente Cuevas Molina dijo compartir la denominación de "zombis" que García Linera hacer de los gobiernos neoliberales porque "da la impresión que están haciendo tanteos como con palos de ciego para retomar un proyecto que desde el punto de vista económico es muy limitado y no ha mostrado aquellos beneficios con los cuales partió allá por la década de los 80 del siglo XX: que el crecimiento posible dentro de capitalismo desbordaría los beneficios entre los sectores populares".