Sputnik conversó con uno de los autores del artículo publicado en la revista científica Historia contemporánea de Rusia, Lázar Jéifets, historiador ruso y doctor en ciencias de la historia, quien señaló que el papel de la región en la política exterior de la URSS cambió varias veces pero siempre se enfocó en los intereses económicos mutuos.
"Las relaciones soviético-latinoamericanas nunca han sido asunto prioritario para las autoridades de la URSS pero siempre se les ha prestado atención", observó el interlocutor de la agencia.
¿Ideología o pragmatismo? Prioridades de las relaciones entre Rusia y América Latina https://t.co/BNCvgLsCZE
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 21 декабря 2018 г.
Los archivos estatales de Rusia guardan una serie de documentos dedicados a la formación de las relaciones entre la Unión Soviética y los países de América Latina, entre ellos, los protocolos de las reuniones de Politburó —Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética— donde se discutían los problemas más importantes de la política exterior.
Los representantes del poder soviético visitaban América Latina para observar el trabajo de los partidos comunistas locales y la situación social y económica de los países en el contexto de la perspectiva de establecer relaciones diplomáticas. Su propósito consistía en ejercer influencia en la vida social de la región y en los procesos políticos.
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"Se dirige a América Latina Borís Mijáilov, con el pseudónimo de Williams, y tiene misiones secundarias, además de la principal que busca controlar a los jefes del movimiento comunista latinoamericano. Al mismo tiempo, discute las posibilidades de establecer relaciones diplomáticas y comerciales con los países de la región y organizar el suministro de ciertas mercancías", ejemplificó Jéifets.
A menudo, las relaciones económicas con los países latinoamericanos se establecían antes que las diplomáticas debido a los problemas del reconocimiento del Gobierno soviético por parte de algunos países de la región. Se creaban sociedades comerciales, se concluían acuerdos tanto con personas particulares, como empresas estatales.
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La URSS buscaba nuevos importadores y exportadores de productos agrícolas con el fin de restablecer el equilibrio económico del país. También tenían la intención de impulsar la industria química y las fuentes crediticias.
El primer país latinoamericano en el que se enfocó la URSS fue México, el único que no rompió relaciones con el Estado soviético tras la Revolución de Octubre, sino que solo las suspendió. Por otro lado, las relaciones con el país azteca eran una herramienta de la URSS para desarrollar las relaciones con EEUU e influir en los procesos políticos en la región.
"El primer viaje del diplomático soviético a América Latina tuvo lugar en el año 1919. Mijaíl Gruzenberg viajó a México. ¿Por qué México? Porque allí hubo una revolución. Entonces pensaban que la revolución mexicana y la de Octubre tenían mucho en común, al menos, su enfoque antimperialista. Por lo tanto, la Rusia soviética veía en México un potencial aliado y socio estratégico", explicó el historiador.
Según Jéifets, el diplomático soviético tenía como objetivo "tanto desarrollar los contactos económicos, como dar un empuje y apoyar el movimiento comunista".
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El establecimiento de relaciones comerciales y la creación de sociedades comerciales en distintos países fueron una herramienta importante para ampliar los contactos económicos de la URSS, que permitía evitar problemas diplomáticos, señala la publicación de los historiadores.
Con la llegada al poder de José Félix Uriburu en Argentina, la Unión Soviética cambió su enfoque respecto a ese país y a Uruguay. Más tarde, en los documentos se mencionan a Brasil y Chile con relaciones puramente económicas sin ningún elemento político.
Los autores concluyen que los documentos muestran que la temprana URSS no tenía una política clara ni a largo plazo respecto a los países latinoamericanos, sino solo solucionaba los problemas corrientes por medio de algunas relaciones con la región, al igual que Latinoamérica no buscaba establecer relaciones diplomáticas con Moscú y solo se enfocaba en ganar dinero de los acuerdos comerciales con la URSS.