Fue el 14 de diciembre cuando el país africano suspendió las actividades del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en su territorio.
Nigeria afirmó tener una "información fiable" de que las agencias internacionales de ayuda humanitaria y las organizaciones no gubernamentales capacitaban a espías para Boko Haram.
"La acusación resultó ser tan absurda que en pocas horas el Ejército se vio obligado a levantar la prohibición a Unicef. No obstante, el daño ya estaba hecho. Al obstruir la relación con el fondo y amenazar implícitamente a sus colaboradores, los militares pusieron vidas humanas en peligro", resume The Economist.
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Esta no es la primera vez que el Ejército de Nigeria acusa a organizaciones humanitarias que operan en la república. En 2017 el gobernador del estado de Borno, Kashim Shettima, alentó a crear una comisión que se ocupara de comprobar que las organizaciones no gubernamentales no utilizaran "los problemas de seguridad para sacar provecho".
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