"Sobrepasamos la meta de 11.000 hectáreas que se fijó al inicio de este año, esto es resultado de la nacionalización de la lucha contra el narcotráfico, sin imposiciones", dijo el jefe de Estado en el acto de clausura de la campaña anual de erradicación de cocales, transmitido por la televisión estatal.
Bolivia ocupa el tercer lugar entre los mayores productores mundiales de coca y cocaína, después de Colombia y Perú, y ha prescindido desde hace una década de la colaboración directa del Gobierno y la agencia antidrogas de EEUU.
"Estos resultados seguramente serán reflejados en un informe positivo de Naciones Unidas a mediados de la próxima gestión", confió el jefe militar.
Agregó que la erradicación se realizó en ocho reservas naturales y áreas protegidas tanto en Chapare (centro) como en la región tradicional de Yungas y en una nueva área de cultivos de coca, Apolo, al norte de La Paz.
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En el mismo acto, se informó que durante 2018 la fuerza antidrogas del país realizó 13.000 operativos e incautó 240 toneladas de droga, principalmente cocaína.
La Ley General de la Coca de Bolivia promulgada en 2017 autoriza un máximo de 22.000 hectáreas de cultivos para satisfacer las demandas tradicionales de infusiones, masticación y ceremonias indígenas, además de una incipiente industrialización.
Los cultivos de coca en Bolivia llegaron a un máximo de 50.000 hectáreas en la década de 1980 y se han estabilizado en la última década en poco más de 20.000 hectáreas.
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La erradicación suele ser respondida por los campesinos con nuevos cultivos, según informes oficiales.