Fédorova recordó que cuando se fue de Rusia para participar en este concurso sintió mucha tensión porque le dieron el visado en el último momento.
Experiencia inolvidable
Según la modelo, en 2002 las concursantes visitaron muchos eventos benéficos y subastas. El nivel de la organización del concurso fue alto. Además, los organizadores exigían una gran disciplina y concentración de las chicas: se acostaban tarde y se levantaban temprano.
Actualmente los organizadores eligen a candidatas que corresponden a un estándar de belleza promedio. Fédorova recuerda que en el 2002 el concurso no funcionaba así.
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"Me sorprendió el hecho de que en el hotel había un café que trabajaba 24 horas y ofrecía a las chicas acceso no restringido a yogures, galletas y bombones. Este era el lugar donde nos encontrábamos, nadie se preocupaba por la figura, recuerdo que las chicas eran absolutamente diferentes: altas, pequeñas, esbeltas y un poco más macizas", recalcó.
La fórmula del éxito
Fédorova considera que la opinión del jurado es el factor más importante que influye en el resultado del concurso.
"Tuvimos tres jurados antes del concurso final. Los miembros de un jurado hablaban con cada aspirante, los del otro tenían que estimar la figura. Había jurados diferentes para que pudieran formar una opinión de pleno valor sobre cada una de las concursantes", enfatizó.
"Claro está, mucho depende de la misma concursante. Tiene que ser natural. El año de mi participación había chicas espectaculares, pero ellas no consiguieron clasificarse incluso a la final. No entiendo por qué. Tenían todo planeado, incluso prendas que tenían que llevar en el desayuno, el almuerzo y la cena, pero por lo visto carecían de una característica natural o real en su carácter", recordó.
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Sobre Trump
Entre 1996 y 2015 el actual presidente de EEUU, Donald Trump, fue el propietario del concurso de belleza Miss Universo. Fédorova lo califica como una persona "carismática, interesante, que tiene un buen sentido del humor".
Hay que estar lista para trabajar en el extranjero
Al ganar el certamen, Fédorova decidió rechazar su título. Lo hizo porque apostó por su futuro destino, por el desarrollo creativo e individual.
"Entendía que si no rompía el contrato me quedaría en EEUU. Cuando firmé el contrato apareció la oportunidad de estudiar una carrera en la Escuela de Cine y Televisión. No podía regresar en un año a Rusia y continuar mis estudios. Tenía que hacer una elección: mi mente decía que debería quedarme allí, pero el corazón me decía que volviera a casa", contó.
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Los requisitos de edad para participar en el concurso han cambiado. Fédorova tenía 24 cuando participó en el Miss Universo, pero ahora hay chicas de 18 años.
"[Estas chicas] no tienen vínculos con sus países. Yo debía defender mi tesis, mi carrera ya había tomado forma, prácticamente era una persona hecha. Hoy en día las jóvenes no tienen todo tan difícil porque su camino aún no ha sido definido. Lo único que necesitan saber es estimar su capacidad de trabajar y desarrollarse en el extranjero. En mi caso yo elegí a Rusia", destacó.
Sobre América Latina y Rusia
Por ahora las representantes de Venezuela ocupan el segundo lugar en cuanto al número de coronas conseguidas en el Miss Universo. Fédorova considera que este hecho puede deberse a la gran popularidad del concurso en América Latina y al apoyo que los países de la región brindan a este certamen.
Este año tres chicas de origen ruso representan a tres países diferentes. Fédorova opina que el secreto de las chicas rusas consiste en el hecho de que su "belleza es multifacética".
"Su belleza incluye el caliente temperamento brasileño y él de las chicas de la Europa fría. Allí en América Latina las mujeres tienen un carácter determinado, en nuestra belleza hay un tipo de enigma", concluyó.
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