La funcionaria agregó que no se sabe dónde lo compraría, pero no excluyó que EEUU sea uno de los exportadores e indicó que "mientras EEUU y Australia empiezan a suministrar más gas al mercado mundial, este se hace más flexible". Agregó que se opone a los proyectos Nord Stream y Turk Stream.
"No creo que Turquía pueda concluir algún contrato duradero con los exportadores estadounidenses. Esto se debe a varios factores. Primero, el gasoducto Turk Stream entrará en funcionamiento pronto. (…) Segundo, la futura demanda del gas en Turquía actualmente sigue siendo imprecisa", observó.
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Además, si Ankara quiere aumentar sus reservas de gas licuado, tendrá que construir nuevas instalaciones y desarrollar la infraestructura.
A su vez, esto requiere grandes inversiones adicionales que no pueden equiparase con el dinero que gastaría Turquía de seguir importando el combustible ruso.
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"Por lo tanto, opino que Turquía no va a utilizar GNL masivamente. La demanda del gas licuado sí que podrá aumentar, pero de una manera poco considerable", concluyó Mitrajovich.
Al tratar cómo se establece el precio del gas natural licuado, el experto indicó que "se toma en consideración el precio del gas en la bolsa estadounidense Henry Hub, los gastos de licuefacción, embarque, transportación, regasificación, etcétera". La característica principal —el coste del Henry Hub— puede modificarse.
"Por ejemplo, durante las últimas semanas, el precio de GNL aumentó en varias decenas porcentuales, ya que hizo frío y hubo demanda. (…) Es decir, no se puede calcular el precio exacto del combustible a partir del contrato (…) pero normalmente el gas natural licuado será más caro que el del gasoducto", aseveró.
El experto reconoció que Washington por su parte podría ejercer presión política sobre el país otomano, pero actualmente las relaciones entre ambos Estados sufren tensiones, así que su colaboración en el campo gasístico parece poco probable.
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