"Existieron puntos en común en una agenda económica progresista; lo que faltó fue más coordinación, sobre todo en términos de agenda productiva común, de pensar a la región en términos de inserción en el mercado mundial a partir de estructuras productivas locales y políticas comerciales comunes", explicó López.
Sin embargo, destacó, hubo "un objetivo en común" en las políticas económicas de los gobiernos llamados progresistas, que fue "lograr un proceso de crecimiento inclusivo".
"Sí creo que es correcto pensar que el desarrollo va a venir a partir de una política de crecimiento basado en la inclusión, mejor distribución del ingreso, que eso te genera más consumo, pero también te hace falta una política productiva clara, de diversificación productiva, y para eso hace falta el Estado para definir los sectores estratégicos, que seguramente hay variantes en cada país, y que avanzar en esa agenda faltó", explicó.
Más: La izquierda latinoamericana: las decisiones de G20 son negativas para los países pobres
Para López, quien entre 2012 y 2013 se desempeñó como director nacional de Política Macroeconómica del Ministerio de Economía, ni siquiera el Mercosur (Mercado Común del Sur) pudo ser un espacio de consenso para alinear estructuras productivas de los países que integran el bloque (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Venezuela suspendida).
"Falta en el Mercosur una discusión profunda acerca de las diferencias de desarrollo y en términos de estructuras productivas que hay en los países, y pensar en una mejor compatibilización de esas estructuras productivas", observó López.
El economista tachó de "vaciamiento absoluto" la situación actual del bloque regional, pero calificó de "muy positivo" para la región lo hecho en los primeros 15 años de este siglo, aunque "faltó profundizar la agenda regional en términos de mayor coordinación, integración, y sobre todo de pensar las estructuras productivas de los países".
Ortodoxia e improvisación
López se refirió también a la política económica del Gobierno que preside Mauricio Macri en su país y que esta semana cumple tres años.
"Hay una concepción ideológica y con un fuerte contenido de defensa de ciertos intereses detrás, muy clara, neoliberal en todos sus sentidos; pero al mismo tiempo se observan, aun dentro del manual ortodoxo, muchas contradicciones, muchas idas y vueltas, una mala praxis, una gran combinación de elementos que son los que terminan confluyendo en recurrir al FMI", observó.
No te lo pierdas: Crisis en América Latina: ¿el caos económico tiene ideología de izquierda o de derecha?
Consultado sobre si el pedido de ayuda del FMI estaba originalmente en la estrategia política del actual Gobierno, el economista opinó que "no importa tanto" determinar si fue planificado o un manotazo de ahogado ante el descarrilamiento de la economía.
"En definitiva la política económica que viene a imponer el FMI es la misma que tiene en la cabeza Macri, no es más que una fase superior de toda la política anterior", sostuvo López.
Con todo, el Gobierno de Macri no tenía previsto acudir al FMI, dijo López, "pero sí avanzar en esa dirección de la política económica", ya que no la ve "como un problema".
"Lo que yo creo que es más fuerte del FMI es el condicionamiento en términos de la política económica, pero como en este caso son coincidentes, ese condicionamiento no opera en la visión del Gobierno", añadió.
El FMI accedió a renegociar el acuerdo e incrementar el monto del préstamo en 7.600 millones, a cambio de metas más estrictas en materia de déficit fiscal, recortes del presupuesto, política monetaria y control de la inflación.