"Si podemos imprimir tejidos tridimensionales de diversos órganos de una persona, podremos comprobar la toxicidad de determinados fármacos utilizados en el tratamiento", indicó.
El científico, a cuya compañía pertenece el laboratorio encargado de desarrollar la impresora biológica (3D Bioprinting Solutions), aseguró que esto permitirá elegir de un modo más exacto la terapia necesaria, causando el menor daño al organismo del paciente con un máximo efecto sobre el tumor.
"Por ejemplo, se pueden imprimir 300 muestras del tejido y observar cómo les afectan diversas sustancias; lo más importante es que esto se puede hacer de un modo bastante rápido", explicó.