Buenos Aires. 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2018. Fechas marcadas y remarcadas en rojo. Con el aire contenido, el mundo espera que de esta, salga algo bueno. O por lo menos que los líderes de los países del G20, sobre todo los implicados directos en la actual guerra comercial desatada por EEUU contra China, que respondió oportunamente, puedan encontrar un campo vibratorio de acercamiento y distensión. Y por otro, el encuentro Putin-Trump.
También Arabia Saudí tendrá su cuota-parte. La organización Human Rights Watch ha pedido a la justicia argentina que detenga y enjuicie al príncipe heredero Mohammed bin Salmán, quien a su vez respondió siendo el primero en llegar a tierras argentinas para la cumbre.
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Y luego está Argentina. La crisis económica que atraviesa se ha agravado en el último semestre, algo que ha provocado que la gente salga a las calles a protestar.
El analista político argentino Nicolás Morás explica al respecto que "la situación es sumamente compleja en términos sociales para la Argentina, y el Gobierno de [el presidente Mauricio] Macri aspira a un recurso 'Deus ex machina': que la cumbre del G20 suponga una suerte de ventana al mundo para atraer inversiones o gestos de confianza que en efecto no van a llegar. El Gobierno de Macri atraviesa quizá el momento más difícil de estos tres años de gestión con una inflación que ronda el 50% anual, la más alta desde 1990, incluso superior a la que aconteció en 2001, con un nivel de conflictividad social que no cede".
A esto se suma que en vísperas de la cumbre, en Buenos Aires se suspendió la final de la Copa Libertadores de América entre los equipos locales de fútbol de Boca y River debido a la violencia que se generó en las calles.
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En este contexto, Amnistía Internacional incidió en que el Gobierno de Macri debe garantizar el derecho a manifestarse públicamente durante la cumbre. "Las autoridades argentinas deben respetar y garantizar los derechos de las personas a la libertad de expresión y asamblea pacifica, y las fuerzas de seguridad deben guiarse estrictamente por los estándares internacionales del uso de la fuerza", señaló la organización en un comunicado, cuya directora para las Américas, Erika Guevara Rosas, manifestó que "el mundo entero va a estar mirando" a Argentina durante la cita.
En este sentido, Morás explica que "hay un nivel creciente de violencia en la sociedad [argentina], de autoritarismo por parte del Gobierno. Hoy en día, con la excusa de la seguridad del G20 se está espiando a numerosos dirigentes opositores, comunicadores y activistas. […] Y mientras tanto, las calles son un caos, los niveles de delincuencia crecen, te diría que hasta por lógicas razones, dado el contexto económico que estamos viviendo".
Mientras, los temas fundamentales a tratar por parte del G20 en su edición 2018 en Argentina, son: El futuro del trabajo; Infraestructura para el desarrollo; Un futuro alimentario sostenible; y Perspectiva de género.
Respecto a esto, Morás no se muestra muy optimista acerca de los resultados que puedan derivar de esta cumbre.
"El problema de fondo, como en realidad tiende a admitir esta reunión, es que el mundo se está quedando sin trabajo, que tenemos un capitalismo oligopólico cada vez más excluyente por la ultra tecnificación. Se necesitan cada vez menos trabajadores, por ende hay cada vez menos consumo y una estructura económica cada vez más desigual. El Gobierno de EEUU a través de los titanes tecnológicos, como Facebook, Google, y compañía –y esto no lo trata el G20– está manteniendo su faceta imperialista de vigilancia y control absoluto sobre los movimientos de todos los ciudadanos del mundo, y no creo que bajo ningún concepto una cumbre de políticos vaya a resolver ninguno de estos aspectos".
No obstante, para el analista no todos son nubarrones que se ciernen sobre la aldea global. "Sí creo, y en esto me permito ser más optimista, que el mundo tiende a la multipolaridad […] porque hay una clara tendencia de demarcación donde EEUU está perdiendo capacidad de injerencia geopolítica, y por supuesto, además, prestigio a nivel mundial en favor de otras potencias como Rusia y China", concluye Nicolás Morás.