"Se sabe muy bien que los altos niveles de la contaminación radiactiva es capaz de alterar los procesos medioambientales fundamentales, ejercer una notable influencia en la vida de las plantas y los animales, modificar su hábitat", explicó a Sputnik el catedrático del IRRA, doctor en biología, Stanislav Gueraskin.
Tras muchos años de observación, los científicos concluyeron que la existencia prolongada de las poblaciones sometidas a pequeñas dosis de radiación puede modificar la dinámica temporal de las alteraciones citogenéticas en la población pero no afecta sus índices reproductivos. Los resultados de las investigaciones fueron publicados en la revista internacional Environmental Pollution.
La mayoría de las coníferas son muy sensibles a la radiación y las altas dosis de la misma pueden causar su muerte masiva. Esto sucedió, por ejemplo, en la zona inmediata al accidente de Chernóbil y de Kishtim.
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Los investigadores del IRRA y del Instituto de Energía Nuclear de Óbninsk, adscrito a la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares de Rusia (MEPhI), que lleva 14 años estudiando los efectos biológicos en la población del pino común en las zonas contaminadas por radiación, decidieron ver qué ocurre en las poblaciones de plantas expuestas durante un tiempo prolongado a las pequeñas dosis de radiación.
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Se seleccionó como objeto de estudio el pino común. Por más extraño que pueda parecer, este árbol de la antigua familia de las gimnospermas muestra la misma alta sensibilidad a la radiación ionizante que el hombre, cumbre de la evolución.
Además se observaba una expresa tendencia a la reducción de la frecuencia de las anomalías citogenéticas con el tiempo transcurrido desde el accidente de Chernóbil. Se debe a la reducción de la contaminación a causa de la desintegración radiactiva de los nucleídos y su redistribución por los componentes de los ecosistemas.
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El estudio ulterior reveló un efecto interesante. Resultó que en las poblaciones controladas la frecuencia de las alteraciones citogenéticas cambia de forma cíclica, intermitente.
A diferencia de las poblaciones controladas, en las expuestas a la radiación de forma crónica se detectó la alteración de los procesos cíclicos. Esto significa que la exposición crónica a la radiación es capaz de modificar las leyes de autorregulación, propias de las poblaciones naturales.
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Además, en las poblaciones de pino de las áreas contaminadas se detectaron modificaciones en la estructura genética y en el espectro de genes activos. En particular, en las poblaciones sometidas a la exposición crónica a la radiación estaba alterada la actividad de los genes responsables del estatus antioxidante del pino y del control de elementos genéticos móviles.
A pesar de las alteraciones dramáticas e intrigantes a nivel molecular y celular, a nivel del organismo los investigadores no detectaron la dependencia de los valores reproductivos de los niveles de radiación. Al mismo tiempo, sí que detectaron el impacto de las condiciones atmosféricas en la calidad de la descendencia del pino. De esta manera, la relevancia de los factores atmosféricos para la existencia de las plantas es mucho mayor que la contaminación radiactiva de los territorios.
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Todas las especies biológicas en la Tierra, incluido el hombre, están expuestas a un impacto antropogénico cada vez mayor sobre el medioambiente. Los datos obtenidos amplían nuestra comprensión de las consecuencias tardías de este impacto para la naturaleza y el hombre.