Para crear la bomba experimental, a los físicos atómicos soviéticos le bastó menos de un año. El proyecto se llevó a cabo en el Instituto de Física Experimental, en la ciudad cerrada de Arzamás-16, que actualmente se llama Sarov.
Se suponía que el arma permitiría eliminar incluso a los militares enemigos dentro de vehículos blindados o búnkeres, dado que el flujo de neutrones es capaz de superar las barreras metálicas. Es decir, una detonación podría dejar intacta incluso la infraestructura de una ciudad, pero eliminaría a sus habitantes, destaca Andréi Kots en su artículo para Sputnik.
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Sin embargo, las pruebas mostraron que el arma no era tan eficaz como se había pensado en un principio.
No obstante, si el arma no podría ser muy eficaz en la Tierra, todavía podría utilizarse como herramienta de la defensa espacial. Las armas atómicas convencionales no representaban mucha amenaza para los misiles balísticos intercontinentales.
Por el contrario, un flujo de neutrones podía atravesar fácilmente el proyectil en el espacio y provocar una reacción destructiva.
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Por lo tanto, se fabricaron relativamente pocas armas de neutrones, y para mediados de los 1980 la producción se terminó. Actualmente, EEUU sigue teniendo la mayoría de armas de este tipo. Entre los países que pueden fabricarla se encuentran Rusia, Francia y, posiblemente, China. Sin embargo, no se sabe si alguno de estos países tiene ojivas de neutrones en sus ejércitos.
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