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'El efecto Pinocho': la nariz sí que te delata cuando mientes

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Al mentir, al famoso personaje de cuento le crecía la nariz. Resulta que los humanos nos enfrentamos con un efecto parecido, pero opuesto. Los científicos acaban de revelar que cuando decimos mentiras, la nariz encoge.

El fenómeno de debe a que cuando la persona miente, la temperatura de la nariz baja.

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Los investigadores diseñaron un detector de mentiras que monitorea la temperatura de la nariz. Durante las primeras pruebas, el aparato mostró una precisión del 80%.

Este llegó a ser un resultado impresionante, puesto que la exactitud del polígrafo es de tan solo 70%, según subrayan los investigadores.

El equipo científico de le Universidad de Granada denominó el fenómeno como 'efecto Pinocho'. Cuando una persona miente, tiene que realizar un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende.

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El autor principal del estudio, Emilio Gómez Milán, apunta que hay dos zonas clave que permiten detectar las mentiras: la punta de la nariz y la frente.

"Cuando mentimos, la temperatura de la punta de la nariz desciende entre 0,6 y 1,2 grados, mientras que la de la frente sube entre 0,6 y 1,5. Cuanto mayor sea la diferencia de cambio de temperatura entre ambas regiones de la cara, más probable es que esa persona esté mintiendo", explica.

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Los investigadores precisan que cuando alguien miente, se produce una respuesta emocional en su cuerpo, que se manifiesta en la temperatura de la nariz. Al mismo tiempo, se produce una respuesta cognitiva, porque para mentir hace falta pensar mucho, planificar las excusas, analizar el contexto, así que una fuerte demanda de control atencional se traduce en un aumento de la temperatura de la frente.

Para confirmar la hipótesis, los científicos llevaron a cabo una prueba con 60 voluntarios que debían telefonear a un familiar, pareja o amigo y tener una conversación de unos minutos. Durante esta, debían contarles una mentira inventada por ellos.

Durante otra prueba, los participantes tenían que hacer una llamada similar contándole a su interlocutor lo que estaban viendo en la pantalla del ordenador y que debía provocar su ansiedad.

Al monitorear a los participantes con cámaras térmicas, los investigadores lograron determinar las mentiras durante la primera llamada, así que la hipótesis sobre el 'efecto Pinocho'  quedó  confirmada.

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