'Rusia: realeza y los Romanov' incluye cientos de obras de arte y decorativas, objetos personales y correspondencia privada de miembros de ambas dinastías, que pertenecen al Estado británico y están bajo custodia de la Royal Collection Trust.
Pedro el Grande visitó Londres en 1698 durante un recorrido de tres meses por Europa Occidental.
Fue la primera visita de un zar a la capital británica y el inicio de la red de alianzas entre la dinastía Romanov y la casa de los Stuarts, antecesora de la contemporánea Windsor.
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El zar obsequió a su anfitrión, Guillermo de Orange, un retrato propio que el mismo había encargado realizar al pintor de la corte inglesa, sir Godfrey Kneller, y que ahora marca el inicio de la exposición en la Galería de la Reina.
"La conexión es claramente muy rica desde la perspectiva dinástica y familiar, pero en el curso de la investigación nos dimos cuenta de que hay mucho material asociado a la más amplia historia de las relaciones entre ambos países a través de regalos y adquisiciones o representaciones diplomáticas", puntualiza el director de la muestra.
Los lazos familiares se remontan indirectamente a la emperatriz Catalina la Grande, quien comparte cuna alemana con los Windsor.
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Las alianzas se afianzaron en una serie de matrimonios durante el reinado de Victoria, cuyos hijos y nietos entrelazaron a la mayoría de las monarquías europeas a lo largo de los siglos XIX y principios del XX.
El hilo de los Romanov lo enhebró el hijo segundo de la monarca inglesa, Alfredo duque de Edimburgo, al casarse en 1874 con la gran duquesa María Alexandrovna, hija del emperador Alejando II.
"La exposición refleja varios momentos en nuestra historia compartida, tanto los positivos como aquellos en que ha habido diferencias desafortunadas entre ambos países", añade Patterson.
En el polo opuesto, la era fría se representa en la excepcional serie de fotografías de la guerra de Crimea que sacó Roger Fenton en 1855.
Reino Unido se alió con Francia, Cerdeña y el imperio Otomano en esta contienda en contra de la Rusia imperial que se libró de 1853 a 1856.
"La guerra de Crimea fue el momento más bajo en las relaciones entre Rusia y Gran Bretaña; Crimea formaba parte del imperio ruso, era estratégicamente muy importante", resumió a Sputnik la encargada de esta sección de la exposición, Sophie Gordon.
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Fenton refleja la crudeza del frente a través de protagonistas del bando aliado y en escenarios baldíos de Crimea, sin acercar su cámara hasta el centro de la batalla.
"Fue el primer fotógrafo al que específicamente le encargaron cubrir una guerra a través de numerosas imágenes para exhibirlas después al público", añade Gordon sobre el pionero de la fotografía bélica.
También muchos de los retratos, piezas de Fabergé, vestuario, libros y otros objetos personales de origen ruso de la colección estatal británica se exhiben habitualmente en las rutas abiertas al público de alguna de las 15 residencias monárquicas, según Patterson.
Pero, como advierte el comisario jefe de la colección, la mejor y probablemente única oportunidad de verlos en su conjunto la ofrece esta primera exposición palaciega dedicada en exclusiva a la relación entre Rusia y Reino Unido.