El 6 de noviembre el Gobierno kosovar aumentó en un 10% los aranceles aplicables a todos los productos importados de Serbia y Bosnia-Herzegovina.
"Esperamos que Kosovo, que de momento preside el CEFTA, cumpla con sus compromisos y revoque la medida", dijo.
Subrayó que la UE considera que "esta decisión socava la cooperación regional, incluso en el ámbito de la economía, y no se ajusta a los principios del Acuerdo de Estabilización y Asociación [AEA] entre la Unión Europea y Kosovo".
Por su parte, el vice primer ministro de Kosovo, Enver Hoxhaj, declaró que Pristina no cancelará las medidas.
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"La política exterior de Bosnia es una extensión de la de Belgrado, que aplican una clara política antieuropea hacia Kosovo, el Gobierno kosovar está comprometido con la cooperación, pero no retirará las medidas económicas hasta que ese enfoque cambie", tuiteó.
"Nada puede detener al estado independiente de Kosovo, las medidas económicas votadas ayer [el 6 de noviembre] seguirán en vigor", destacó.
Kosovo, antigua provincia serbia poblada mayoritariamente por albaneses, proclamó en 2008 su independencia, que Belgrado no reconoce.
Sin embargo, bajo la presión de Bruselas, Belgrado se vio obligado a iniciar negociaciones con la mediación de la UE para normalizar las relaciones con Pristina.
Cuánto le cuesta a Serbia la pérdida de Kosovo https://t.co/nNCDkVoIA0
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) 4 августа 2018 г.
Por el momento, la independencia de Kosovo ha sido reconocida por EEUU, Canadá y la mayoría de los miembros de la UE, pero no goza del reconocimiento de Rusia, China, España e Israel, entre otros países.