"Intercambiamos opiniones sobre el estado actual de las relaciones entre Rusia y la UE, ambas partes están interesadas sinceramente en normalizar estas relaciones, pero no podemos ignorar un factor desestabilizador tan grave en el espacio euroatlántico como la intensificación de la actividad de la OTAN en las fronteras rusas", dijo Lavrov.
Al mismo tiempo, según Lavrov, Moscú no está interesado en una escalada de tensión e invita a la OTAN a reanudar el diálogo.
"Los militares de la OTAN, desafortunadamente, no quieren dialogar, pero creo que un día la vida les obligará a hacerlo", puntualizó.
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En julio de 2016, la OTAN aprobó un incremento sin precedentes de su presencia militar en el este de Europa, que incluyó el despliegue de cuatro batallones multinacionales en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia.
La decisión fue tomada en el marco de una política de contención de Rusia, a la que la OTAN acusa de desestabilizar la situación en Ucrania y aumentar su actividad militar cerca de las fronteras de la Alianza Atlántica.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, comentó al respecto que la OTAN es consciente de que Rusia no planea atacar a nadie y esgrime la supuesta amenaza rusa para justificar el continuo despliegue de armas y tropas cerca de las fronteras rusas.