A lo largo del todo el trayecto, que comenzó el 1 de junio de 2018, Ross Edgley no salió a la costa y completó 2.882 kilómetros de distancia. Hubo días en los que el hombre pasó hasta 12 horas nadando, informa Sky News.
Sin embargo, el mayor temor que tuvo el deportista fue que sus piernas no lo aguantaran al salir del agua después de 157 sin pisar tierra. Afortunadamente, este temor no se hizo realidad y pudo salir a la orilla donde lo esperaba una muchedumbre.
El británico además destacó que fue testigo de unas "salidas y puestas del sol impresionantes" y habló del impacto medioambiental que pudo observar a causa de la actividad humana.
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Según él, se nota cuando uno está en las zonas costeras poco pobladas por los humanos por la abundancia de la vida silvestre que hay. Al mismo tiempo, en las áreas más pobladas se ve que hay menos vida salvaje y hay más basura flotante.
Sin embargo, con el ejemplo de la ciudad de Aberdeen Edgley destacó que si se tiene respeto por el mar y se sabe cómo cuidar de él, es posible convivir con la naturaleza sin dañarla.
Edgely ya había sido inscrito en el Libro Guinness el 14 de agosto durante el día 74 de su reto por haber completado la travesía más larga de la historia en el mar.
Pero no es la primera vez que el deportista pone a prueba sus límites físicos y mentales. Previamente subió por una cuerda a una altitud equivalente a la del monte Everest, corrió un maratón tirando un Mini Cooper mediante una cuerda y nadó 100 kilómetros en el Caribe tirando por cuerda un tronco de 45,5 kilogramos en tan solo 32 horas.
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