Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en colaboración con el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma (UNAM), realizó los hallazgos durante un estudio de resistividad eléctrica de la pirámide.
Los arqueólogos ya habían descubierto esqueletos con cráneos deformados, así como una serie de objetos hechos de piedra verde dentro de la misma pirámide en la década de los 1980, lo que supone que estos hallazgos pueden repetirse.
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Ortega cree que la investigación ayudaría a los investigadores a comprender más sobre los antiguos rituales en Teotihuacán y la relación de la civilización con otras culturas prehispánicas.
"Lo que se encuentra dentro podría ayudar a desentrañar las relaciones que esta antigua metrópolis tenía con otras regiones de Mesoamérica", dijo Ortega.
El edificio tenía una plataforma en la parte superior que servía para realizar ceremonias en honor a Chalchiutlicue, la diosa del agua relacionada con la Luna.