A principios de octubre los medios publicaron por primera vez que el caza ruso MiG-31 había sobrevolado el cielo de Moscú portando un supuesto misil antisatélite.
La fuente de CNBC también acaba de precisar que no se trataba de un misil, sino de un prototipo destinado a acreditar su compatibilidad con la aeronave. Las maniobras empezaron en septiembre y todavía siguen en curso.
La misma fuente precisó que, para el año 2019, están previstos los lanzamientos de prueba de dichos prototipos. Dentro de cuatro años, las pruebas deberían completarse, de manera que el misil podría entrar entonces a formar parte del Ejército.
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Los interlocutores de la cadena estadounidense —vinculados a la inteligencia de EEUU— señalaron que China tiene desarrollado un sistema antisatélite parecido, sin precisar si el Ejército del país ha adoptado ya dicho armamento.