"La militarización del mar de Azov no favorece a nadie y solo puede desestabilizar la situación delicada en la esfera de seguridad en la región más amplia del mar Negro", dijo.
Acusó a Rusia de inspeccionar buques en el mar de Azov, lo que causa demoras en suministro de cargas y aumento de costos.
Añadió que "Rusia recientemente comenzó el despliegue de buques militares en esta zona en una cantidad significativa y Ucrania reaccionó parcialmente aumentando la presencia militar".
Según Mogherini, actualmente "más de 200 buques bajo banderas tanto ucranianas como internacionales fueron sometidos a este control por parte de Rusia, que en algunas ocasiones duró varios días".
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El departamento fronterizo del Servicio Federal de Seguridad de Rusia afirmó con anterioridad que realiza inspecciones de acuerdo al derecho internacional marítimo, mientras que en la Cancillería ucraniana reconocieron que los guardias fronterizos rusos no violan los protocolos durante la inspección.
La situación en torno a la navegación en el mar de Azov se deterioró después de que las fuerzas ucranianas detuvieran en marzo al barco pesquero ruso Nord con diez tripulantes a bordo con el argumento de que había visitado la península rusa de Crimea "con el fin de dañar los intereses nacionales de Ucrania".
La nave fue escoltada hasta el puerto ucraniano de Berdiansk.
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Solo dos tripulantes del Nord lograron regresar a Crimea, mientras que los demás permanecen detenidos en Ucrania.
El pasado 19 de octubre, la Fiscalía ucraniana comunicó que entregó el barco Nord a la agencia nacional para identificación y gestión de los activos obtenidos mediante delitos de corrupción.
Ucrania sigue considerando Crimea como su territorio.
Para el presidente ruso, Vladímir Putin, el tema de Crimea "está zanjado definitivamente".