Juegos Mentales abrió en 2015 su primer local en el barrio porteño de San Telmo, pero en los primeros tres meses solo entraban los curiosos a preguntar y se iban. "Tuvimos un solo cliente que era un chico que había abierto un espacio parecido. ¡Mi competidor fue el único que entró a jugar!", contó a Sputnik entre risas Danil Tchapovski, fundador de una de las primeras salas de escape de la Argentina. Su vida y la de su emprendimiento es la historia de una búsqueda.
"En el 2001 llegamos, justo para el quilombo en Argentina; a los seis meses explotó todo. En ese momento pensamos en volver porque mirábamos en las noticias la gente en la calle tirando botellas, bombas molotov, los bancos y el 'corralito', los piquetes. Pensábamos que se venía una guerra civil porque nosotros no tenemos ese tipo de acciones en Rusia. Pero la gente nos explicó que las crisis acá pasan seguido", narró.
Tenía 13 años y no sabía castellano pero gracias a su facilidad para los idiomas (hoy habla seis) hizo la nivelación, luego el secundario acelerado y a los 15 años ya estaba graduado. Tuvo que esperar un año para arrancar la universidad porque por la edad no lo dejaban inscribirse. A los 18 se recibió de técnico despachante de aduana y desde muy joven trabajó de muchos oficios, con la idea siempre fija de lanzar su propio emprendimiento.
Danil cuenta que cuando lo descubrió no tenía idea de cómo montar un juego así debido a la complejidad de los acertijos pero cuenta que dedujo que la inversión sería algo dentro de sus posibilidades y que el público argentino lo recibiría muy bien. Tenía razón. Luego de esos primeros tres meses de desierto y desconcierto, llegó la revelación.
A través de un conocido que lo contactó con una periodista que se entusiasmó con el proyecto y que empezó a trabajar como agente de prensa, lograron su primera nota en uno de los principales diarios del país, con la suerte de salir en la tapa de una edición de domingo, la de mayor tirada.
"Me desperté a las 7 de la mañana y el celular no me paraba de sonar. ¡Me llamaban de las radios para sacarme al aire y yo del miedo les colgaba porque no entendía qué pasaba! Las reservas se llenaron, el servidor se colgó porque no estaba preparado para semejante demanda. Desde ese día todo cambió", dijo Tchapovski.
En ese entonces tenía junto con un socio un emprendimiento de producción de calzado y, cuando Juegos Mentales empezó a despegar, decidieron abrirse camino, siguiendo cada uno su pasión. "Ahí nació la idea de crear franquicias y encontré una empresa que me asesoró. Normalmente tardan un mes en armar el plan; con nosotros tardaron ocho porque era algo que no existía y no entendían cómo encuadrar lo que yo hago con ese formato de negocio", contó.
Además, recientemente lanzaron la primera experiencia de realidad virtual inmersiva de Latinoamérica en la sala Juegos Mentales VR. La modalidad es similar, con la diferencia de que los jugadores que ingresan interactúan con el universo y se comunican entre sí a través de cascos preparados con visores, audífonos y micrófonos.
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"Hoy hay muchísimas empresas. Nosotros fuimos los primeros, pero el primer año abrieron una o dos, el segundo año cuatro o cinco más, y el tercero abrieron 30. Hoy en Buenos Aires tenemos el récord de toda Latinoamérica, somos la ciudad con más salas de escape, ‘le pasamos el trapo' [sacar mucha ventaja] al monstruo de San Pablo", dijo Danil, con el entusiasmo y los modismos de un verdadero porteño.